
Mi historia
Fui criado en una cultura que me enseñó a ser fuerte, a callar, a competir y a estar por encima de los demás. Me costó años entender que eso no era fortaleza, sino miedo e inseguridad disfrazado de poder. Hoy soy papá de una hija maravillosa, a quien crié durante 18 años en un modelo de crianza compartida: una semana conmigo, otra con su mamá. En mi semana, me ocupé de todo: cocinar, levantarla al colegio, acompañarla en su crecimiento, en sus elecciones extracurriculares (música), amarla con ternura y firmeza; fue el acto político de cuidado más poderoso que haya realizado. No delegué ese rol. Lo asumí con orgullo, con constancia, errores y con todo el amor del que fui capaz.
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Esa experiencia —vivida en una sociedad que aún mira con sospecha al hombre que cría y cuida— me transformó. Fue allí donde empecé a querer compartir y escribir esta maravillosa historia. ¿Machista yo? En la cuerda floja del patriarcado, un libro autobiográfico, honesto, que recoge mi tránsito desde los machismos heredados desde mi niñez hacia una masculinidad en renovación cuando me convertí en papá. Siempre nos preguntamos, en ciertos eventos de nuestra vida, si somos o no machistas. Generalmente nos respondemos que no. ¿Qué tan políticamente correcta es esa respuesta?
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Pero no soy solo papá. También soy abogado constitucionalista, asesor, magíster en derecho ambiental, músico autodidacta, dramaturgo social, empresario cultural y pedagogo. Y sigo estudiando. Desde hace 5 años, teoría de género y algunos desarrollos de lo que se ha denominado genéricamente desde la academia estudios sobre masculinidades. Fui también soldado y funcionario judicial en algún momento de mi vida. Y ahora soy un hombre que quiere compartir ese proceso para que otros también se atrevan.
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A lo largo de los años, en mi trabajo, he acompañado a comunidades y a otros hombres a mirarse con honestidad, a cuestionar sus violencias, a sanar vínculos, a reconocer sus sombras y su potencia para mejorar. Por eso nació Contrapunto Masculino, una comunidad digital donde invito a otros hombres a reducir su huella patriarcal, caminar sobre la cuerda floja de lo aprendido y encontrar otras formas de habitar su ser, sus emociones, su paternidad y sus vínculos. Sin dogmas, sin juicios.
No tengo todas las respuestas. Tengo preguntas. Solo sé que vale la pena el intento de ser un hombre genuino, distinto y reducir nuestra huella machista, patriarcal. Aportar a nuestro mundo alegría y tranquilidad.