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Apuntes sobre el Libro: ¿Machista Yo? En la Cuerda Floja del Patriarcado

Actualizado: 10 sept

Por: Luis Alberto Torres Alvarez

Autor del Libro


Esquema narrativo en tres capas con crítica a la clasificación literaria


Mi escritura parte de la memoria viva de mi propia existencia. No hay ficción en el relato de lo que fui: hijo huérfano, soldado en el batallón, viajero, estudiante universitario, funcionario judicial desilusionado de la justicia, músico, cocinero, padre soltero que crio a su hija con amor, disciplina y ternura en acuerdos constantes con la mamá. Cada fragmento, cada escena narrada, corresponde a la experiencia concreta de mi tránsito vital. La memoria que convoco no es la memoria de un personaje inventado, sino la mía, en carne y hueso. Lo único ficticio son algunos nombres (el de mi hija, el de la mamá de mi hija, el de mis amigos de infancia, el del batallón donde presté servicio militar). Ese recurso lo utilicé no para falsear lo vivido, sino para proteger la dignidad y la intimidad de quienes forman parte de mi historia, evitando que la publicación de mi testimonio produzca algún malestar. En este nivel, el texto se sitúa en el registro de la memoria y del testimonio personal.


Capa 1. El marco literario y la crítica a su clasificación


Los críticos literarios podrían ubicar mi obra bajo la categoría de “auto ficción”, “memorias autobiográficas” o “testimonio narrativo”. Sin embargo, estas clasificaciones, aunque útiles como referencias académicas, resultan limitantes y poco o nada explicativas. La etiqueta de “auto ficción” sugiere que lo narrado es a medias inventado y a medias verdadero, pero en mi caso el único artificio es el cambio de nombres. No fabulo, no invento episodios para darles mayor dramatismo: relato mi tránsito real, mi sentir, mi particular visión. En este sentido, la etiqueta de “autobiografía” parecería más precisa, pero tampoco lo es del todo: mi escritura no pretende fijar la totalidad de una vida desde el inicio hasta el presente, sino destacar ciertos hitos que marcan una transformación ética y existencial. Prefiero entonces hablar de “memoria crítica”, un género que no se acomoda del todo a las clasificaciones establecidas desde la literatura, porque surge de la urgencia de narrar lo vivido para que tenga valor en lo colectivo. Un género más cercano a la disciplina histórica.


La crítica a la clasificación literaria es parte del mismo acto de escritura: al nombrar mi libro como testimonio, memoria o incluso auto ficción, me siento obligado a aceptar marcos ajenos que muchas veces no consideran la carga ética del relato.


Yo escribo para que otros hombres vean que es posible transitar del machismo a ultranza o sutil, a una masculinidad en permanente renovación, para que vean que es posible, no abandonar a nuestros hijos como consecuencia de una separación y para que las mujeres encuentren en este testimonio una prueba de que hay aliados reales, para que nuestros hijos e hijas y las generaciones futuras sepan que existen maneras de ser hombre, papá separado, desde la presencia, la constancia y el amor. Ninguna clasificación académica puede agotar esa intencionalidad.


Capa 2. El sentido político y transformador


Más allá de la discusión literaria, el verdadero valor de mi obra está en su dimensión paterna, política y pedagógica. Mi vida, narrada en primera persona, desde mi niñez, no se queda en el ámbito privado: interpela al patriarcado, a las instituciones, a la crianza, las creencias religiosas, al ejército, a la academia, a la justicia, a la familia y a la sociedad que tantas veces pone en duda la capacidad de un hombre para ser padre soltero responsable y amoroso.


El hecho de haber decidido libremente ser y estar con mi hija, estando separado de la mamá, sin delegar esas tareas en otra mujer, constituye un acto político de resistencia frente al orden patriarcal. Frente al mandato implícito de que los hijos son de las mamás. Del mismo modo, la renuncia a la carrera militar, a la judicial, el ingreso al arte, a la danza, el teatro, la música y haber participado en una propuesta de transformación desde una mirada particular de la paz que me permitió recorrer gran parte del país, muestran que se puede vivir en contradicción con los mandatos hegemónicos de la masculinidad tradicional.


Por eso mi relato no es solo mío: pretende ser un instrumento de cambio. En el performance, en las charlas, en los talleres y experiencias que compartiré, este libro se convertirá en el eje y plataforma de conversación y acción. La metáfora del equilibrista sobre la cuerda floja representa la fragilidad y la persistencia de este tránsito: del machismo aprendido hacia una masculinidad que está en permanente renovación, si así lo deseamos, que nunca se alcanza del todo, pero que se busca con insistencia. En esa búsqueda, el testimonio deja de ser una mera obra literaria para convertirse en un llamado a la transformación social.


Capa 3: La memoria testimonio: Hacia unas Masculinidades en renovación


Este libro no es una novela en el sentido estricto de la palabra, aunque tampoco es una autobiografía pura. Es, ante todo, un testimonio crítico y un ejercicio de memoria que se resiste a quedar atrapado en los rígidos compartimentos de las clasificaciones literarias. Elijo narrar mi vida desde un lugar de enunciación que implica honestidad, reconociendo que lo único ficcional son algunos nombres: cambiados por respeto y por consideración. Pero el relato que aquí se despliega no es ficción: es mi memoria viva, la memoria de mi vida.


Por eso, puede evitarse, con urgencia, cuestionar los marcos clasificatorios con los que la literatura suele encasillar estas narrativas. ¿Qué más da si se llama novela, autobiografía, ensayo o testimonio? Lo esencial es que este texto es una invitación a pensar y sentir el tránsito hacia unas masculinidades en renovación, en permanente revisión, en permanente lucha consigo mismas y con las estructuras patriarcales que nos atraviesan. Porque si bien mi vida personal es el hilo conductor, lo que aquí se despliega tiene la aspiración de ser algo más que mi historia: es un espejo posible en el que otros hombres puedan reconocerse.


Este libro está dirigido, de manera muy especial, a los papás: a los que hoy se encuentran en tránsito de crianza; a los que, separados o no, desean construir acuerdos de crianza con sus exparejas; a los que intentan romper con la comodidad de la figura clásica del proveedor. Porque el machismo, a veces, se presenta con máscaras sofisticadas y delicadas, envuelto en altas dosis de amor. Es un machismo que no grita, que no golpea, pero que deposita silenciosamente toda la carga de la crianza en las mujeres, sin que ellas —muchas veces— lo cuestionen.


Y en ese pacto silencioso, muchos hombres se excusan en sus carencias estructurales: no saber cocinar, no saber cuidar, no poder dormir a una niña o niño, no saber expresar ternura o no controlar sus emociones. Esta obra se dirige, entonces, a los papás solteros, a los separados, a los que queriendo criar a sus hijos no lo logran del todo, pero que desean hacerlo y buscan caminos.

Mi testimonio quiere ser una provocación y una compañía. Una provocación, porque nos exige revisar nuestra vida, la sofisticación del machismo, incluso en nuestras formas más amorosas.


Y una compañía, porque está ligado a una invitación a sumarse a la propuesta: www.contrapuntomasculino.com a caminar juntos hacia otra manera de ser hombres, padres y cuidadores. Una manera que no esté basada en la negación ni en la huida, sino en la ética de la responsabilidad, el reconocimiento y el respeto: por sí mismos, por nuestros hijos e hijas, y por las mujeres con las que compartimos la vida. Nuestras aliadas.


En última instancia, este libro es el relato de un tránsito personal que se abre como posibilidad colectiva: la de un cambio real en la forma en que vivimos y entendemos nuestra masculinidad y nuestra paternidad.

 
 
 

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