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¿Más allá del patriarcado? Volver a leer la historia con otras lupas.

Por: Luis Alberto Torres Alvarez


El patriarcado no es un accidente histórico ni un problema de sistemas aislados; es un sustrato civilizatorio milenario, presente en religiones, ideologías, sistemas jurídicos, hábitos cotidianos y regímenes económicos por igual. Su análisis y estudio, no permite superficialidades, si queremos salirnos de los lugares comunes de discusión.  


La civilización occidental se ha organizado en torno a la promesa de libertad y, sin embargo, ha edificado sus estructuras sobre la repetición del control. Antonio Escohotado rastrea, en Los enemigos del comercio, cómo el intercambio -esa forma elemental de relación entre los seres humanos- ha sido utilizado una y otra vez a lo largo de la historia, como instrumento de poder, riqueza y dominio. Judith Butler, desde otro territorio, nos recuerda que también el género funciona como un intercambio: una economía simbólica sostenida por actos que repiten y refuerzan jerarquías. Así, el patriarcado persiste, incluso bajo regímenes que proclaman la igualdad, porque las estructuras de control se reconfiguran culturalmente más allá de la ley o la economía. En diálogo con Mark Fisher y José Esteban Muñoz, esta lectura cruzada revela que el verdadero enemigo del comercio —y de la libertad— no es un sistema político determinado, sino toda forma de orden que busque domesticar los cuerpos, uniformar los deseos y silenciar las diferencias que hacen posible la vida en común.


Usaré como referencias para este ensayo, las obras de los autores mencionados y los tres tomos escritos por el gran estudioso español, abogado y filósofo, Antonio Escohotado en su obra cumbre Los enemigos del comercio: Una historia moral de la propiedad, que abarcaron desde lo que llamamos la antigüedad de la civilización occidental, hasta llegar a la era contemporánea. Escohotado analizó en forma pormenorizada y diferente la evolución del pensamiento que dio con el nacimiento del sistema económico capitalista, el albur del comunista o de economía planificada y sus críticas al comercio y a la propiedad privada; las jerarquías impuestas por religiones e ideologías que no solo afectaron la economía en general, sino que configuraron lo que hoy llamamos con rimbombancias y sospechas, la autonomía de la voluntad individual, el poder político de las colectividades y las libertades de las personas, reproduciendo, pese a todo, la dominación en diversas formas y escalas.


En el volumen I: Una historia moral de la propiedad. Parte de la Grecia clásica a la Ilustración. Analiza cómo las primeras críticas al comercio y la propiedad surgieron en contextos donde las estructuras sociales eran profundamente desiguales. Su descripción, por ejemplo, de la moral cristiana y su influencia en la sociedad refleja cómo las normas sociales y religiosas históricamente han regulado, no sólo el acceso a la propiedad, también los cuerpos y comportamientos de hombres y mujeres. La moral cristiana, al promover roles definidos, ideales de pureza y sacrificio, ha contribuido milenariamente a la construcción de normas que limitaron y limitan la libertad corporal, especialmente para las mujeres.


En el volumen II: Historia de las ideas del comunismo. Recorre las doctrinas y utopías comunistas desde el siglo XVIII pasando por Marx, Engels y los movimientos revolucionarios del siglo XIX, analiza cómo la crítica al comercio se tradujo en ideologías igualitaristas. Describe la consolidación del capitalismo, el surgimiento del socialismo, la revolución industrial, las dinámicas que generaron fábricas, costumbres y hábitos humanos, propios de esas formas impuestas de convivencia. Los grandes capitales, paralelo a las utopías sociales, donde las ideas comunistas y socialistas llegaron al paroxismo y buscaron controlar o abolir la propiedad privada, desafiando el comercio y las relaciones de intercambio que sostenían y sostienen aún la sociedad.


El autor describe cómo unas y otras ideologías buscaron transformar las estructuras sociales y económicas, sin lograrlo del todo. Su crítica a la economía centralizada y a la homogeneización puede extenderse a cómo estos sistemas impusieron roles a hombres y mujeres, rígidos, precisos y limitaron la ampliación de la autonomía individual que tanto promovían. Crearon la ensoñación de la libertad infinita. La imposición de un modelo único de sociedad- el que fuere- restringió las libertades al no reconocer la diversidad de experiencias y necesidades de hombres y mujeres.


En el volumen III: Del leninismo a la caída del Muro de Berlín. Escohotado examina cómo los regímenes de economía fuertemente planificada, centralizada, jerárquica y estatal, con una burocracia privilegiada, intentaron regular la vida económica y social, buscando homogeneizar la sociedad, fracasando finalmente. Analiza el siglo XX: Lenin, Stalin, Mao, Castro y los movimientos posteriores a la caída del Muro de Berlín, mostrando cómo los intentos de suprimir el mercado acabaron reproduciendo nuevas formas de dominación.


Los movimientos comunistas posteriores a la caída del muro de Berlín, demostraron que estas aspiraciones revolucionarias, con su intento de regular la vida económica, cultural y social de los individuos, hasta en lo más cotidiano, chocaron con la realidad diversa y dejaron huellas profundas en la historia política y social de Europa y el mundo, debilitando -según Escohotado- la libertad de los individuos para comerciar e intercambiar bienes.


Escohotado, como lo mencioné, no aborda directamente las cuestiones de género en estos tres volúmenes. Su énfasis en la libertad individual y su crítica a los sistemas que buscan controlar y homogeneizar la sociedad, ofrecen un marco para reflexionar justamente sobre lo que sostiene la civilización. Sobre cómo las estructuras sociales, económicas, jurídicas y políticas afectaron y afectan las libertades corporales y las dinámicas de lo que hoy se sigue llamando género. Su obra sugiere que la verdadera libertad implica reconocer y respetar la autonomía de “todos” los individuos, independientemente de sus roles o género. Y que éstas, son incontenibles. Y que la dominación, pese a que no lo menciona, sigue siendo masculina y hegemónica.


Así, lo que salta a la vista, es que la crítica al patriarcado no puede reducirse a la dicotomía izquierda/derecha, cristiano/ateo o buenos/malos: estas categorías, aunque parezcan opuestas, siguen sosteniendo la misma lógica binaria y jerárquica que privilegia unos sobre otros; al macho dominante, al blanco, al rico y al poderoso, sobre la mujer u otras identidades.


Por su parte, Judith Butler, en su teoría de la performatividad del género, nos recuerda que estas categorías son construcciones humanas. No son “naturales”, así en su momento se haya utilizado a la biología para sustentarlo. No están dadas o reveladas por un “método científico” o por superstición alguna. No son por tanto fijas e inmutables. Son actos repetidos, creados por el ser humano, que producen y refuerzan intereses y normas sociales (Butler, 2000).


Por eso, el patriarcado persiste incluso en regímenes socialistas o comunistas: la jerarquía masculina se reproduce culturalmente, más allá de las leyes o la economía. Subvertir la norma y cuestionar la inevitabilidad del binarismo es un acto político y cultural, innovador; que se juega en la vida cotidiana y en los cuerpos mismos.


Mark Fisher, en Deseo postcapitalista, nos recuerda que el deseo está estructurado por la sociedad y la economía: lo que se considera deseable, incluyendo la jerarquía de género, no es natural. Fisher propone imaginar formas de deseo que no estén subordinadas a estas jerarquías. Esto conecta directamente con la lucha contra el patriarcado: transformar lo que deseamos y cómo nos relacionamos es una estrategia de resistencia real, que no depende de leyes ni discursos abstractos, sino de la práctica de la vida y la intimidad.


José Esteban Muñoz, en La utopía queer: el entonces y el allí de la futuridad antinormativa, plantea que la utopía no es un lugar lejano, sino una experiencia que subvierte la norma y la jerarquía binaria en el tiempo y el espacio de los cuerpos. Allí es donde se libra la verdadera batalla contra el patriarcado milenario, incluso en contextos donde la igualdad legal parece existir cómodamente.


Aunque estos textos provienen de campos muy distintos —historia económica, teoría del género, crítica cultural y teoría queer—, leerlos de manera sistémica y crítica permite establecer conexiones profundas: todos exponen, desde ángulos diferentes, cómo las estructuras patriarcales atraviesan la sociedad, la economía, la cultura, la justicia, el lenguaje y la política. Esta lectura cruzada nos da herramientas para identificar patrones de dominación, jerarquías y normas binarias, y nos habilita a pensar estrategias de transformación concretas, como la paternidad presente y los acuerdos de crianza compartida estando separados, que desafía la lógica patriarcal histórica.


Finalmente, la combinación de estas lecturas permite argumentar que los verdaderos “enemigos del comercio” y de la libertad no son ideologías específicas, sino cualquier régimen o estructura que intente controlar, homogeneizar o jerarquizar, y que cuestionar estas normas —sobre el comercio, el poder o el género— es un acto político y cultural que se juega en la vida cotidiana y en los cuerpos mismos.


Mi propuesta de masculinidades en renovación, en movimiento, es altamente perturbadora por eso: pues no busca restaurar parejas ni reproducir modelos tradicionales, sino que invita a los hombres a asumir la paternidad presente aún en la separación, estableciendo acuerdos de crianza compartida que desafían la heteronormatividad y la lógica patriarcal que ordena la crianza en cabeza de la mujer. Condena al hombre, a lo sumo, a ser el proveedor. A guardar su amor paternal, a seguir en el pensamiento y la acción vital en forma binaria.  


En mi experiencia, esta lucha exige ser más disciplinado, constante y amoroso que cualquiera, respondiendo a críticas y resistencias, y demostrando que una paternidad responsable, ética y afectiva es posible sin depender de la pareja, construyendo acuerdos, relaciones más justas, equitativas y humanas.


Referencias


  • Butler, Judith. (2000). El género en disputa: El feminismo y la subversión de la identidad. Paidós. (Traducción de Gender Trouble, 1990, Routledge)

  • Escohotado, Antonio. Los Enemigos del Comercio. Volumen I. Una historia moral de la propiedad. Espasa. 2008. ISBN 978-84-670-2977-2.

  • _________________. Volumen II. Historia de las ideas del comunismo. Espasa. 2013. ISBN. 978-84-670-3798-2

  • _________________. Volumen III. De Leninismo a la caída del muro de Berlín. Espasa. 2016. ISBN. 978-84-670-4873-5.  

  • Fisher, Mark. (2023). Deseo postcapitalista: Las últimas clases. Editorial Caja Negra.

  • Muñoz, José Esteban. (2009). La utopía queer: el entonces y el allí de la futuridad antinormativa. Traficantes de Sueños.

 

 
 
 

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